sábado, 24 de febrero de 2024

BERLÍN





     Quizás no sea Berlín uno de los destinos turísticos más promocionados. Cuando uno habla de Alemania, en general piensa en Múnich y en cerveza, pero no tanto en Berlín.  París, Londres, Madrid, Roma sí son capitales promocionadas dentro de Europa, pero no así Berlín. Sin embargo, a mí me atraía visitar esta ciudad debido a  su intensa historia que, como todos saben, es una de mis pasiones. Es por eso que este año resolví visitar no solamente Alemania sino puntualmente Berlín. Y créanme: no me decepcionó, al contrario, superó mis expectativas. 

    No hace falta aclarar que Berlín es la actual capital de Alemania. Ni tampoco que durante muchos años fue impactada por  la Segunda Guerra Mundial y por la Guerra Fría. Por allí pasaba el Muro que la dividió en dos por muchos años. Ahí tenía sus oficinas la Gestapo, y allí se vivió mucho horror. Pero también allí se inició  la liberación, cuando en noviembre de 1989 la gente empezó a derribar el Muro.  

    Berlín es la ciudad más grande de la Unión Europea. Recorrerla en metro desde el extremo este al extremo oeste nos lleva 2 horas. Sin embargo, no es la más poblada. Cuenta con 3.7 millones de habitantes mientras que  París, por ejemplo, es 8 veces más chica que Berlín y tiene 12 millones de habitantes. Por eso es que Berlín se siente y se ve muy amplia, despejada y sin aglomeraciones. Sin olvidar, además, que es mucho mas barata. El año pasado gastaba yo para comer en París un promedio de 25 euros por comida (y sin comer cosas muy elaboradas ni en restaurantes céntricos ni lujosos !!). En Berlín en cambio una comida similar ronda entre los 13 y 15 euros. Es una ciudad con mucho verde, a pesar de que yo puntualmente, al haber ido en invierno,  vi los árboles pelados. Y es una ciudad oscura. Debido a la escases de energía, Berlín de noche casi  no está iluminada. Su símbolo es el Oso, y encontrarás representaciones de osos por todas partes. No hay perros callejeros, ya que en Berlín y en Alemania los perros pagan impuestos. Puedes llevarlos adonde quieras, pero pagan entrada o ticket al igual que sus dueños. El transporte público en Berlín funciona a la perfección. Pero créeme: la mejor manera de conocerla es calzarse unas zapatillas cómodas y empezar a caminar. 

    Me alojé en un bellísimo hotel en Berlín Este, a 1.6 kilómetros de Alexanderplatz, a la que fui caminando.  La vas a identificar muy fácil, ya que tiene una alta antena de televisión con una bola en su extremo, que es un mirador. En épocas de la Alemania dividida, este sitio era el centro de Alemania del Este, aunque en esos tiempos  se encontraba detrás de la antena de televisión. Cuando Berlín se reunificó, la plaza fue extendida. Hoy, como contrapartida a aquella época, es uno de los lugares más comerciales de Berlín. Tiendas, bares, restaurantes....encontrarás allí lo que busques. En Alexanderplatz también hay un reloj mundial y se encuentra el Ayuntamiento, que es un bellísimo edificio rojo. 

Antena de televisión
Ayuntamiento


Reloj mundial


      Andando un poco y llegando a la antigua plaza, me encontré con un gran espacio verde en el que hay dos inmensas estatuas de Marx y Engels, como así también la Fuente de Neptuno. Si yo fuera alemana, colocaría en las estatuas los nombres de los personajes que representan, para que todos pudieran identificarlos. Y ahí nomás empieza la Unter den Linden (Bajo los Tilos). Es una extensa y amplia avenida en la que hay comercios de todo tipo y edificios magníficos como la Universidad de Humboldt y el antiguo Palacio Real. Sin embargo, lo primero que aparece es la Catedral Luterana de Berlín, grande y asombrosa. La misma se encuentra a orillas del rio Spree, el más importante de la ciudad, y ahí nomás de la Isla de los Museos, en la que están los museos de Pérgamo, Antiguo, Nuevo (allí está el famoso busto de Nefertiti), la Galería Nacional y el Museo Bode. 

Palacio Real


Isla de los Museos

    

Catedral y rio Spree

Catedral

    Siguiendo por esta avenida llegué finalmente a la famosa Puerta de Brandemburgo, construcción simbólica indiscutida de la ciudad. En tiempos de la Guerra Fría se encontraba en el centro de la franja de la muerte. Y ¿ que es eso? Cuando se habla del Muro de Berlín se suele pensar en UN muro. Pero la realidad es que eran dos, y en la franja interior había un foso, una alambrada, una calle por la que circulaban constantemente vehículos militares, alarmas, torres de vigilancia, perros adiestrados, etc. Y la Puerta de Brandemburgo estaba dentro de esa franja. Me emocionó mucho estar en ese lugar tan emblemático y significativo de la historia, no sólo alemana sino mundial. El lugar fue destruido completamente durante la Guerra, pero la Puerta no, aunque fue dañada. Las marcas de estas heridas se pueden ver en la reconstrucción.  

Puerta de Brandemburgo

       A un lado de la Puerta se puede visualizar la Reichstag (cancillería) con su cúpula vidriada a la que se puede acceder. Y caminando hacia el otro lado se encuentra el Memorial del Holocausto, monumento conmemorativo a los judíos asesinados. Si uno simplemente lo mira, sólo ve bloques de cemento de distintos tamaños. Pero la idea de su creador fue que uno camine por entremedio de ellos. La sensación es abrumadora: te sentís atrapado, invadido, encerrado, acechado.....tal como debieron sentirse los cautivos en aquel terrible momento de la historia. 

Memorial del Holocausto



Reichstag

    Siguiendo el recorrido, se llega rápidamente a la Potsdamer platz, un verdadero nudo del transporte público. En este lugar se encuentran algunos bloques del muro y también unas placas en el suelo que indican el lugar exacto por donde pasaba. Los alemanes tienen una consigna: NO OLVIDAR. Por eso es que en todas partes hay restos, placas, monumentos que recuerdan lo que pasó, con la intensión de que no se repita. 

Potsdamer Platz
Muro de Berlín

     Sin detenerme un minuto, continué caminando hasta el Checkpoint Charlie, punto de control más famoso en el paso fronterizo del Muro, entre 1945 y 1990. La garita que se ve es una reconstrucción, ya que la original fue demolida en 1990. También hay un museo a unos pocos metros del lugar.

Check Point Charlie
Check Point Charlie

                Ahora en bus, ya que las distancias son muy largas y había caminado muchísimo, recorrí el extenso y verdísimo (aun en invierno) parque llamado Tiergarten (jardín de los animales). Árboles inmensos, arroyitos, senderos, lagos, glorietas....¡qué magnífico lugar ! Me contaron que en verano, los alemanes llevan a sus perritos para que se den un chapuzón en uno de los lagos del parque (se llama lago de los perros). Y también me contaron que en el parque está permitido andar desnudo y tomar cerveza. Raro, pero.... En un extremo del parque está la columna de la Victoria, culminada con una estatua de Niké, la diosa de la Victoria.  Esa es, además, la zona en la que se encuentran las Embajadas. 

Columna de la Victoria

        Mi destino final en este recorrido era ver el Memorial del Muro. Es un lugar en donde se conserva parte del Muro original en su emplazamiento original. En el lugar achicaron la franja de la muerte, pero levantaron un segundo Muro y te invitan a que espíes por las rendijas para que sientas lo que sentía un alemán de ese lado de la pared, sin poder acceder hacia el otro lado, en el que, quizás, quedó parte de tu familia.

Muro de Berlín

   

Muro de Berlín

Muro de Berlín

     Volviendo al centro de Berlín, ingresé a la Topografía del Terror. Es un museo gratuito que se encuentra donde otrora funcionaban las oficinas de la Gestapo. Es indescriptible y aberrante ver las fotos y los documentos que se observan en ese lugar !!!  

    Fuera de todo este circuito histórico, Berlín tiene mucho para ofrecer. Su gastronomía tradicional no fue de mis favoritas, pero también hay variedad de platos, debido a que es una ciudad muy cosmopolita. Las comunidades turca y griega son grandes, por lo que hay variedad de comida de esos lugares. También están muy presentes la comida oriental y la italiana. Sus tiendas son muy variadas también, contando con marcas locales e internacionales. Sus edificios son muy diferentes en lo que fue el sector este y el sector  oeste de la ciudad. En el oeste son muy elegantes, y en el este son muy simples, quizás porque, tras la destrucción total, había que reconstruir rápido, y no había ni tiempo ni plata para lujos y decoración.

Chucrut
Strudel


    


    Limpia, grande, cultural, sin ruidos molestos, muy verde.....Berlín es una ciudad que vale la pena visitar y recorrer. ¿Te la vas a perder?