
Si bien es cierto que Ámsterdam es una ciudad bien conocida y afamada por diversas razones, no era una de esas ciudades a las que moría por ir. De hecho, fui a Ámsterdam porque estaba incluida en el paquete que contraté en mi último viaje, pero no porque fuera una de mis prioridades. Sin embargo, debo confesar que Ámsterdam me sorprendió y se ganó un merecidísimo lugar en el ranking de los destinos más bellos para visitar.
Ámsterdam es la capital de Países Bajos. Comienzo diciendo que Ámsterdam fue la frutilla del postre de mi viaje, porque antes de llegar allí visité otras localidades de Países Bajos. Por ejemplo, el primer sitio que visité de ese país fue Middelburg, capital de la provincia de Zelanda. Hermosa y sorprendente, sin monumentos históricos que mostrar, Middelburg es una localidad visitada por los turistas locales debido a sus hermosas playas sobre el Mar del Norte. Su plaza y centro son muy acogedores, pero en invierno es solamente un lugar de paso, para caminar un poco, comer algo y seguir viaje.

El camino desde Middelburg me condujo a conocer los famosos POLDERS, que son lo que hacen que estos lugares sean llamados Paises Bajos. Los polders son vastas extensiones de tierra ganadas al mar gracias a un sistema de diques construidos paralelamente a la costa que drenan el agua de la zona que se quiere ganar al mar. Luego, se le saca a la tierra la sal que dejó el mar y allí se construye o se cultiva. Este sistema hoy por hoy es muy sofisticado, pero en la antigüedad, allá por el siglo XI, los habitantes del lugar lo hacían con los famosos molinos de viento que constituyen la típica estampa de Países Bajos.

A continuación visité Rotterdam, la ciudad más baja de Países Bajos, ya que se encuentra a - 2 msnm. Tiene un puerto muy importante, de hecho uno de los mas importantes de Europa. La ciudad es muy moderna ya que durante la Segunda Guerra Mundial un bombardeo la destruyó en 20 minutos y tuvo que ser reconstruida. Lo único que quedó en pie de esa época es la Catedral de San Lorenzo. Su centro posee un inmenso mercado techado y sobresalen las originales y únicas casa cubo. Pero la verdad es que Rotterdam no me impactó en absoluto.

Uno de los barrios de Rotterdam se llama Sheidam, y es conocido por tener los molinos de viento más altos del país. Esos molinos (que hoy ya no funcionan) fueron utilizados otrora para preparar la ginebra, bebida originaria del lugar.
Ya entrando la noche llegué finalmente a Ámsterdam, donde me esperaba un ferry que me llevaría a dar un paseo nocturno por los canales de la ciudad. Es una experiencia que les recomiendo a los visitantes de Ámsterdam. El paseo duró una hora y media, y recorrí absolutamente todos los sitios de la ciudad, que me deslumbraba a cada instante, mientras saboreaba una deliciosa selección de quesos holandeses, cortesía de la empresa. Ver Ámsterdam desde sus canales es algo totalmente diferente a verla desde la tierra. Vale la pena.

Ya de día visité un barrio muy coqueto en el que las casas tienen 100 m2, muchísimo para Europa en general y para Países Bajos en particular, dado que en el país no hay espacio para construir viviendas tan grandes. pero como este barrio, llamado Reikermolen, está en las afueras, la gente adinerada puede darse el lujo de construir estas casas espaciosas y con todas las comodidades. En ese lugar se encuentra el molino más famoso de Ámsterdam, que es el molino de Rembrandt, artista muy reconocido en su época, nacido en Leiden. Antes de la pandemia, el dueño permitía que los visitantes entraran para ver su mínimo interior, pero ya no. Igualmente se puede ver este hermoso molino desde afuera, en un entorno paisajístico muy bello y cercano al río Ámstel.

Recorrer Ámsterdam es una experiencia increíble. Sus casas son sumamente angostas, y mas bien altas y profundas, debido a la falta de espacio y a que, en la antigüedad, los impuestos se pagaban en función del ancho del frente de las casas. Los techos, siempre en punta, tienen variados estilos: rectos, escalonados, en forma de campana, o de cuello. En las viviendas de varios pisos (no mas de cuatro en general) no hay ascensores, solo escaleras, y las ventanas no tienen cortinas, quizás porque en otra época, los protestantes decían que no era bueno tener algo que esconder. Y lo más increíble es que a lo largo de todo el río existen las casas flotantes ! con todo el confort y que son muy pero muy caras !
Ámsterdam es una ciudad de jóvenes, con muchas Universidades y museos. Los canales y los puentes que cruzan el río Ámstel le dan un estilo único y espectacular. Hay que tener, eso si, mucho cuidado con las bicicletas. Aunque en la ciudad hay novecientos mil habitantes, hay mas de un millón de bicicletas, cuyos conductores circulan muy rápido y sin ningún tipo de miramientos para con los peatones. Es un verdadero peligro !
Desde la Estación Central parte la calle principal de Ámsterdam, la calle Damrak. Y ya que estamos, cuento que el término DAM significa dique, y entonces las ciudades llevan el nombre del río que las atraviesa y Dam detrás. Es decir que Ámsterdam significa Dique del rio Ámstel. Volviendo a Damrak, es una calle muy comercial que tiene restaurantes, bares, negocios de todo tipo y una iluminación bellísima.
La calle termina en la Plaza Dam alrededor de la que se encuentran los edificios importantes como el Palacio Real (aunque los reyes no residen ahí , sino el La Haya).
Otros lugares que, para mi, hay que ver en Ámsterdam son:
- la Plaza de los Museos o Museumplein. En torno a la misma se encuentran el Museo Van Gogh, el Museo Contemporáneo o Stedelijk, el Museo de Rembrandt o Rijksmuseum, el Museo de los Diamantes, etc.
- En el barrio Jordaan se encuentra la Casa en la que estuvo escondida Anna Frank y su familia. Para visitar este lugar es necesario sacar entradas online con mucha anticipación.
- Imperdible también es dar un paseo por "las Nueve Calles", espacio lleno de vida, comercios, restaurantes, gente...y bicicletas !!!
- Interesante también es darse una vuelta por el Mercado Flotante de flores, en el que venden bulbos de tulipanes y también recuerdos para llevar a casa.


Ámsterdam fue , como dije al empezar, la frutilla del postre de mi viaje. La visité un poco por obligación, pero terminó impactándome de tal manera que superó ampliamente mis expectativas. Es un lugar muy interesante, donde la vida, la edificación, la gente, todo, es muy diferente a lo que había visto en Europa hasta el momento y, obvio, muy diferente al lugar en el que vivo. Es un país en el que todo funciona, pese a que esto es a costa de que todo se paga y todo se multa, Pero aún así es un país en el que uno tiene la sensación de que todo es como debe ser. Me fui con la satisfacción de haber visitado este maravilloso país y con muchas ganas de volver algún día.
Dejo un videito para que disfrutes la maravillosa Ámsterdam
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