domingo, 6 de octubre de 2019

BUDAPEST: LA PERLA DEL DANUBIO


Otro de los lugares que visité en mi  viaje a las Ciudades Imperiales fue Budapest, capital de Hungría. No tenía muchas referencias de esta ciudad en cuanto a opiniones de viajeros que la calificaran. Esto generó en mí  expectativas muy altas por conocerla. En este post te haré una introducción a esta magnífica ciudad.  En sucesivas entradas ahondaré con más detalles  cada lugar en  particular.
Llegué a esta bellísima ciudad en bus desde Bratislava, capital de Eslovaquia. Budapest se encuentra a 525 km de Praga, a 200 km de Bratislava y a 313 km de Viena (por si  haces el camino inverso al que yo hice, es decir, empezando tu viaje por Austria).  Me alojé, como siempre hago, en un hotel algo alejado del centro, pero a la vuelta de una parada de autobús que, en tres paradas, me dejaría en el corazón de la ciudad.  Al momento de mi viaje el metro no estaba en funcionamiento, pero el autobús que lo reemplazaba hacía el mismo recorrido.  Puedes sacar tus tickets en las máquinas que están en la parada o bien arriba del vehículo. Pero en este último caso, debes llevar forintos, la moneda húngara.  Me pasó que yo llevaba forintos, pero de alta denominación, y el chofer muy gentilmente me gritó algo en húngaro que, acompañado con un claro gesto, me indicó que me llevaría igual, sin cobrarme el boleto.  Es que los húngaros resultaron ser gente muy amable y dispuesta a ayudarte y orientarte, pero son algo toscos en su forma de hablar y gesticular. No te dejes intimidar por esto último: detrás de esas formas rudas se esconde buena gente.


Me dirigí, como venía diciendo, hacia el corazón de Budapest. Sobre la marcha resolví bajarme una parada antes de lo previsto, sólo para disfrutar de una caminata por esta ciudad tan singular. Edificios muy cuadrados, que recuerdan la etapa comunista que este pueblo vivió y recuerda con doloroso sometimiento , calles limpias, elegantes bares...…hermoso lugar !!
Hice una parada fotográfica en un monumento erigido en honor a Sissi, emperatriz de Viena, pero amante de Budapest, lugar que visitaba frecuentemente. Su vida me impacta enormemente, pero sobre esta personalidad contaré más adelante.




Río Danubio
En casi todas las esquinas hay puestos tipo mostradores en los que te brindan información turística. Pregunté entonces a una de las chicas que estaba en uno de esos puestos cómo podía hacer para llegar al río Danubio.  Me indicó en un fluido inglés el camino y, en unos minutos, allí estaba!!! Grande, calmo, impresionante. Eso si....no muy azul como dice el famoso vals.  Y es que los húngaros te aclaran que solamente lo ven azul los borrachos y los enamorados.
 El río divide a la ciudad en dos partes: Buda y Pest.  Buda es la parte antigua, donde se encuentra, en lo alto,  el castillo, y Pest es la parte moderna, en la que se encuentran los negocios de moda, los restó, los bares, la activa vida nocturna,  pero también
la Basílica de San Esteban y el Parlamento,  que para mí es el edificio más hermoso del mundo .  
Basílica de San Esteban
Castillo de Buda




           
Parlamento
Los zapatos del Danubio
Uno de los lugares que no quería dejar de visitar era un monumento muy particular llamado "Los zapatos del Danubio".  El mismo es una hilera de zapatos de todo tipo que se alinean en la orilla del río. Este monumento es un homenaje a los 6000 húngaros que murieron en los campos de concentración Nazis durante la guerra, y cuyos zapatos esperan por sus dueños.  Tremendo.




  Tres puentes unen las dos partes de Budapest: el puente de la Cadenas, sólido y flanqueado por leones; el puente de la Libertad, verde y de metal; y el puente Elizabeth, blanco, construido en honor a Sissi

  
Puente de la Cadenas


Puente de la Libertad




Puente Elizabeth

La puesta de sol a orillas del río muestra vistas increíbles de la ciudad. 








La noche del sábado en muy animada en Buda. En la  rivera del Danubio o en las peatonales, como así también en las plazas, la gente se agolpa en los bares y restaurantes, en donde comen, ríen, se divierten y la música suena por todas partes.
Cansada pero feliz, regresé a mi hotel ya de madrugada, para prepararme para la visita del día siguiente al Castillo de Buda.
En mi próximo post contaré sobre ese maravilloso lugar.  Nos vemos!








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