martes, 1 de agosto de 2017

TURQUIA

A veces no todo sale como uno espera.  A veces hay imprevistos.  Pero todo pasa por algo y de alguna manera todo lo negativo conlleva algo positivo.
Esto lo experimenté en el año 2011.  Tenía el paquete comprado y la visa en mano para partir hacia Egipto el  1 de febrero cuando, sin mas, el 25 de enero se produjo un golpe de estado al presidente de aquel país.  En los días sucesivos la cosa se puso más que tensa. Por esta razón, me reuní con mi agente de viajes, quien me sugirió cambiar todo el paquete a Turquía.  Si bien no estaba en mis planes conocer ese país, no tenía muchas opciones:  o perdía todo o iba a Turquía.  De más está decir que deshice la valija cargada de ropa de verano y la llené con ropa invernal en 10 minutos, medio día antes del vuelo.
Tras una semana en Grecia recorriendo lugares ya contados y otros que detallaré en breve, tomé un vuelo a Estambul, llena de nerviosismo y curiosidad.  Allí tomé un vuelo doméstico a Ankara, capital de Turquía



Me abrumó el no entender el idioma y ver gente que vestía y actuaba tan diferente.  Allí me trepé a una combi que me esperaba y empezó el recorrido.
Primero la capital.  Sobria, populosa y sorprendente.  En Ankara la huella de Atatturk, héroe creador de la República de Turquía, está por todas partes. Luego de un city tour por las calles de la ciudad, visité el Museo Arqueológico de Anatolia y el fabuloso Mausoleo de Atatturk.




A esto continuó un paseo por el Museo al aire libre de Goreme en Capadocia.  Es un lugar impresionante y difícil de explicar.  Está compuesto por un conjunto de cuevas que fueron habitadas por los primeros monjes cristianos alejados de esta manera del resto del mundo. No sólo hay viviendas en su interior sino también iglesias bizantinas.

El recorrido continuó hacia la ciudad subterránea de Kaymaklt.  Este lugar único fue cavado entre los siglos VI y X, en épocas de invasiones persas y árabes.  Las viviendas de esta ciudad tenían ocho niveles subterráneos, pero sólo se pueden visitar cuatro, alcanzando 45 mts de profundidad.   Los distintos niveles están conectados por túneles estrechos.  Es una visita no apta para claustrofóbicos.


Por todas partes aparecían paisajes sorprendentes y únicos, nunca antes vistos, al menos por mi.  Es el caso las formaciones naturales de Uçhisar
Pero quizás las más características formas son las famosas Chimeneas de las Hadas.  Son el resultado  de una milenaria formación geológica volcánica.  Estas formaciones están compuestas por toba en la parte inferior cubierta por basalto y andesita, generando formas muy curiosas, parecidas  a un hongo, es decir, cónica abajo y con un "sombrero" arriba

Productos típicos de Turquía si los hay son las alfombras.  Sus diseños son alucinantes y visitar una  fábrica es una experiencia interesante aunque shockeante.  Ver el trabajo realizado por las jovencitas  me generó impacto y sobrecogimiento.  Las alfombras son de variados tamaños , colores y nudos, y su precio es realmente abultado.  Otro producto clave es la elaboración de joyas con engarces de turquesas.  En una visita a una fábrica te enseñarán a diferenciar piedras genuinas de falsas como también antiguas de jóvenes.  No debemos olvidar la fabricación de vino y de ropa y otros  artículos de cuero de cordero, sumamente livianos y elegantes.


También en mi recorrido por Turquía almorcé en un Caravasar. Estos edificios fueron construidos como lugar de descanso para los animales y los comerciantes a lo largo de la ruta de la seda.  Ya que estamos, te cuento que en Turquía la comida está sobre condimentada.  Es super picante y un infaltable es la sopa de lentejas al principio de cada comida.

Uno de mis lugares preferidos en Turquía resultó ser Heliópolis y Pamukkale (castillos de algodón).  Heliópolis es una antigua ciudad romana que funcionaba como hospital debido a su cercanía a las termas de Pamukkale, consideradas sanadoras.  Pese a esto, al lado había un cementerio por si no surtía efecto.  




Ya girando hacia el Mediterráneo, visité las ruinas increíblemente bien conservadas de Éfeso (hoy Esmirna).  Su biblioteca, edificios, calles, prostíbulos y otros edificios permiten imaginar cómo habrá sido la vida en esa agitada ciudad en el pasado.  Lo que más risa y sorpresa  me causó fue saber que  la biblioteca y el prostíbulo estaban unidos  por un pasaje subterráneo por el que circulaban los señores de un lado al otro sin ser vistos. 




También en Esmirna existe un lugar por demás espiritual.  Me refiero a la casa donde vivió la Virgen María junto al Apóstol Juan tras la muerte de Jesús. Pequeña y sólida, esta casa invita a la meditación y al recogimiento.  También podemos visitar muy cerca de allí la tumba del Apóstol Juan.


Pero sin dudas, la frutilla del postre fue Estambul.  Pero este lugar merece una publicación aparte.  A ella me referiré en mi próxima entrada.

Volviendo a mi reflexión del principio......es cierto.  Me quedé con las ganas de Egipto.  Pero, mirando desde otro ángulo la situación, creo firmemente que salí favorecida.  Hubiese sido muy malo estar en Egipto durante el golpe.  Sin dudas, que se haya producida antes de mi viaje, me liberó de atravesar un pésimo momento.  Y, por otra parte.....pude conocer este país maravilloso que es Turquía.  Inimaginado para mí, este viaje fue uno de los más increíbles.  Aprendí muchas cosas y me sorprendí a cada paso.  Valió la pena el cambio sin dudas.  Insisto.  Todo pasa por algo y todo lo malo conlleva siempre algo bueno.   Recomiendo 100% visitar Turquía.

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